Detrás de la camara

Hay una cosa en la que sin duda recomiendo invertir en las bodas: un buen fotógrafo. Hay otras cosas en las que se pueden reducir gastos, pero el recuerdo que te quedará para siempre, ese que enseñarás a tus hijos y nietos algún día, eso son las fotos. Sin embargo, lo que vemos en una fotografía en muchas ocasiones, es el trabajo de muchas personas. Un trabajo que se hace durante muchos días. 

Cuando decidí empezar con éste proyecto quise hacer unas fotos, para que se pudiera ver un poquito mi forma de trabajar. Por eso me puse manos a la obra y empecé a diseñar un par de espacios para decorar. Una vez que lo tuve claro, a buscar los elementos perfectos para esos espacios. Y llegó el día de pasar a la acción. Muchas horas de trabajo, de aquí para allá, compras de última hora (eso pasa cuando se te enciende la bombilla y piensas,  ¿qué tal quedaría una cinta de raso aquí?, pues a buscarla), y por supuesto, hay cosas que al principio pensabas poner y te das cuenta de que menos es más, y no utilizas ese elemento (más vale que sobre a que falte ¿no?). 

Y cómo hay cosas que no puedo hacer yo (todos sabemos que cada uno tiene un don), pedí ayuda a algunas hadas ayudantes. Por eso quiero darles mil gracias a cada una de ellas:

A  tía Sensi, por apoyarme en todo desde el principio.

A Lara Suarez por unos cupcakes de escándalo (con un poquito de ayuda de Salomé Luzardo).

Y cómo no, a mi super ayudante Zaida Sosa, por unas fotos espectaculares.

A todas ellas les doy las gracias, porque para todas mis fiestas, me gusta rodearme de profesionales que aman su trabajo. Y tranquila, ¡prometo buscar lo mismo para la tuya!